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¿El asma es una enfermedad crónica?

Tengo cinco medallas de Ironman que dicen lo contrario, sin inhaladores.

Los médicos dijeron que el asma era para toda la vida. Pero descubrí cómo sanar mi cuerpo de forma natural. Una década sin medicación y cinco triatlones Ironman (226 km cada uno) demuestran que el asma no tiene por qué definir tus límites.

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Dos décadas de enfermedad

Tenía 9 años cuando me llevaron de urgencia al hospital en ambulancia. Los médicos pensaron que me estaba muriendo. Resultó ser un ataque de asma muy fuerte.

Empecé a tomar medicación para el asma y durante los siguientes 20 años dependí de inhaladores. Todas las mañanas y todas las noches usaba mi inhalador preventivo y siempre llevaba conmigo mi inhalador de emergencia por si volvía a tener un ataque.

Aunque los inhaladores aliviaron mis síntomas de asma, no mejoraron mi salud. Con el tiempo, necesité inhaladores más potentes y dosis más altas. La medicación constante me hacía sentir más como un paciente que como una persona, lo que mermaba la confianza y me impedía disfrutar de una vida deportiva.

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De vuelta a la salud

Todo cambió en 2012 cuando un amigo me recomendó el libro "No estás enfermo, tienes sed" del Dr. Fereydoon Batmanghelidj. Empecé su protocolo, bebiendo unos 3 litros de agua al día (para mi peso y nivel de actividad) y tomando sal marina sin refinar. Me sentía mejor día a día, y después de seis meses dejé de usar inhaladores, y así ha sido desde entonces.

El protocolo de agua y sal me cambió la vida, pero cuando aprendí a combinarlo con la respiración nasal, aumentando así mi consumo de oxígeno, alcancé un nuevo nivel de salud. La clave final fue el movimiento, que ayudó a mi cuerpo a eliminar la inflamación y fortalecerlo.

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Superando los límites

A medida que mejoraba, empecé a ser más activo físicamente; había descubierto mi fuerza atlética. Mi rendimiento mejoró tanto que en 2017 decidí poner a prueba mi cuerpo con un reto serio: un triatlón de medio Ironman, que consistía en 1,9 km de natación, 90 km de ciclismo y 21,1 km de carrera a pie — sin parar.

Con solo seis meses de preparación, fue un reto increíble, y el asma era la menor de mis preocupaciones: no sabía nadar y nunca había montado en bicicleta de carretera. Pero acepté el reto, aprendí ambas disciplinas y, cuando llegó el día, logré terminar la carrera en poco menos de 7 horas y media.

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Un gran desafío

Ahora, la pregunta era: ¿podría hacer el increíble Ironman de distancia completa? ¿Podrían mis pulmones aguantar 3,8 km de natación, 180 km de ciclismo y una maratón completa (42,2 km)?

Durante dos años entrené para lograr esa meta aparentemente imposible. Y en 2019, en el Ironman de Copenhague, crucé la meta después de más de 13 horas, respirando libre durante todo el trayecto.

Eso fue solo el principio. Desde entonces, he completado seis triatlones de larga distancia (226 km cada uno) y cuatro triatlones de medio distancia (113 km cada uno). Eso supone más de 1800 km de competición e incontables horas de entrenamiento, sin inhaladores.

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¡Respirar libre es posible!

Si tienes asma, debes saber esto: hay una salida. Todos tenemos el potencial de superar nuestros límites, y creo que tú también mereces respirar con libertad y encontrar una salud más fuerte al final. ¿Qué harías tu si tuvieras más energía, más resistencia y una sensación de libertad sin inhaladores?

Lo que hice yo fue poner a prueba que el asma se puede superar de forma natural, y demostrarlo de forma innegable haciendo triatlones de larga distancia sin inhaladores. Actualmente estoy entrenando para mi séptimo Ironman completo, ¡y te invito a seguir mi camino para demostrar que el asma es un límite que se puede superar!

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